El retorno

JORGE MATA

JORGE MATA:
EL SUR EN IMÁGENES

Por: Dorrit Timmer

A Jorge Mata lo recordamos por su mirada sensible, persistente y comprometida para inmortalizar imágenes que nos nombran, que nos contienen. Pero también lo recordamos adentrándose en los más recónditos lugares de este país, recorriendo juntos los lejanos caminos del nordeste antioqueño o las cuencas de los ríos del Atrato chocoano. Siempre dispuesto a compartirnos sus enseñanzas, sus herramientas, su experiencia y sus consejos. Su apoyo fue incondicional para la realización de los cineclubes veredales que en la actualidad adelantan los jóvenes rurales de la Escuela de Creación Documental. Desde Holanda nos llega este texto de Dorrit Timmer, quien evoca, a través de una sus fotografías, el trabajo del amigo y colega Jorge Mata.

Para conocer más del trabajo fotográfico de Jorge Mata: www.surimages.com
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Es una fotografía de una señora… 

Desde Holanda les mando un saludo y un abrazo caluroso, felicitándoles de todo corazón por el trabajo que realizan. 

Pienso que en estos años han dejado una gran obra con la cual han dado a conocer al mundo la realidad que se vive en muchas comunidades campesinas en Colombia. Transmiten la voz de miles de víctimas que habitan el territorio y que reinvindican justicia y a la vez hacen eco de las propuestas de vida que se sostienen en medio de fuerzas adversas.

Una de las comunidades que ustedes han registrado durante esos años y que es ejemplar para mí en ese sentido, es la Comunidad de Paz de San José de Apartadó en el Urabá antioqueño. Recuerdo que allí compartimos juntos unos días en marzo del 2007, en la conmemoración del décimo aniversario de la comunidad. 

Es uno de los momentos que me quedan grabados en la memoria y en mi ser, sobre todo por la ceremonia impactante que se realizó para conmemorar a las 200 víctimas, visualizándolas en un escenario de ataúdes de cartón, que fueron llevados por un camino largo mostrando el estado de impunidad.

Esas imágenes ustedes las reflejaron en el documental que hicieron con este motivo y dan cuenta de la inmensa dignidad de la población como también de la fuerza del acto simbólico, que tiene tanto significado en la labor comunicativa. 

De la misma manera, en las palabras escogidas y rostros retratados, en sus reportajes expresan sensibilidad con la gente y captan la sabiduría de las personas que viven en el campo en conexión con la naturaleza y la tierra, donde además de cultivar alimentos, cultivan esperanzas.

Por esta razón elegí, junto a estas palabras, en memoria de mi amado compañero Jorge Mata, una fotografía suya de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó. 

Es una fotografía de una señora, cuyo nombre desconozco, pero que puede ser representativa para la mujer desplazada campesina en Colombia. Se está bañando con la ropa puesta en un baño público, como es la costumbre por la falta de intimidad. En su alrededor hay una pieza de jabón y poco más. 

La foto encubre tragedias, pero la escena también refleja serenidad, y tal vez por los matices de los colores y los pequeños detalles, me recuerda a las pinturas de los maestros antiguos. 

Me pregunto quién es, de dónde vendrá y cómo será su historia, aunque también siento que de alguna manera pertenece a todas partes y a todas las épocas. 

Por mis abuelos maternos, que vivían en una finca en una vereda donde tenían ganado y vivían de la producción de leche, he aprendido a apreciar la vida en el campo y he conocido el amor por cuidar las plantas y los seres vivos. 

Pero creo que he podido comprender mejor ese apego tras haber vivido largo tiempo en Colombia, haber viajado por las hermosas tierras y montañas, a veces deshabitadas por la guerra, y por haber compartido pedacitos de historias con todas aquellas mujeres que habían tenido que dejar su parcela y buscaban seguir adelante, sobreviviendo en las márgenes de la ciudad. 

La entereza y la vitalidad de estas mujeres para afrontar el dolor, la forma de relacionarse con el entorno, con las diferentes generaciones, y sobre todo su capacidad de crear donde no hay nada, me han enseñado más de lo que cualquier otra escuela ha podido hacer. 

Las gotas de agua que caen sobre el cuerpo de la señora en la foto y que nutren y alientan su existencia, parecen dar cuenta del resplandor con el que ella protege la vida. 

Desde Holanda quiero expresar mi solidaridad y gratitud enorme por todas las experiencias vividas con las mujeres colombianas, muchas de ellas de origen campesino, como también con todas las personas que me han mostrado un camino, o quizás mejor, un río de esperanza para otro mundo posible. 

Dorrit Timmer, abril de 2015.

> Fotografía: Jorge Mata. Febrero de 2006.
Comunidad de Paz de San José de Apartadó.

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