LA ESCUELA DE CREACIÓN DOCUMENTAL
Por: Mario Guevara M.
Mario Guevara ha sido asesor del proyecto que desarrolla el Área de Comunicaciones de la Asociación Campesina de Antioquia –ACA. Acompañando desde su trabajo los procesos de seguimiento y evaluación, así como la construcción de las propuestas y el desarrollo de algunas actividades en las comunidades.
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Para iniciar este breve texto quiero compartir la sensación de alegría que experimenté durante una visita al municipio de San Francisco para ver los avances de la Escuela de Creación Documental. Alegría porque no ocurre frecuentemente que jóvenes campesinos desarrollen sus habilidades cinematográficas y produzcan sus propios documentales. Y alegría, por esa seguridad y convicción con que exponían su trabajo a personas de la comunidad campesina de ese municipio. Desde mis primeros contactos con esta experiencia percibí la importancia estratégica que significa poner a disposición de las y los jóvenes herramientas claves para elaborar su propia lectura audiovisual de la situación campesina en los territorios y sus reflexiones sobre sus experiencias de organización. En especial me llamó la atención que el enfoque de la Escuela hace énfasis en la apropiación y recreación del lenguaje audiovisual, antes que en las habilidades de manejo técnico de equipos que es lo usual en los trabajos de medios y comunidad. No se trata entonces de “entregar” una cámara, de enseñar las técnicas de edición, sino sobre todo de construir una visión del papel y de la tarea del trabajo documental en una comunidad campesina que ha vivido un largo, complejo y degradado conflicto armado, con sus horrores de desplazamiento, pérdida de vidas y odios.
Otra clave que me ha llamado la atención es que se trata de una experiencia de protagonismo juvenil. Primero porque los medios audiovisuales interesan profundamente a las y los jóvenes, los movilizan, les ofrecen oportunidades de formación.
Pero es también una experiencia comunitaria que recrea y dinamiza alternativas de organización campesina con los lenguajes, las iniciativas y la palabra de la población juvenil. Es un trabajo audiovisual juvenil inscrito y al servicio de la organización campesina, lo que implica entablar diálogo e intercambio entre las generaciones y posiciona a los jóvenes para asumir responsabilidades comunitarias. Esto lleva a ver a los jóvenes campesinos con nuevos ojos, desde el ángulo de su dinamismo e iniciativa, y potenciar su participación para encontrar alternativas a la exclusión y vulneración de sus derechos, en una sociedad que ha sido indolente a la suerte del campesinado.
Pero es un acierto muy importante que la Escuela haya incorporado el eje de la memoria como plataforma de formación, investigación y creación. Es un acierto ya que permite a las comunidades campesinas hacer ejercicio de memoria de su historia de desplazamiento forzado por el conflicto. El efecto que se está logrando con este eje es romper la fragmentación de los territorios producida por la guerra, pues el trabajo de memoria ha incluido el recorrido por territorios y experiencias organizativas, de economía propia y de cultura campesina. La memoria arroja una nueva comprensión de las experiencias rotas, pero sobre todo, una comprensión de los territorios, no solo para estos jóvenes, sino para las comunidades que acceden al material documental. Esto es muy importante, pero además el eje de la memoria se emplea como estrategia en la formación documental, pues se ha hecho un intercambio con personas y obras significativas en la producción documental y fotográfica de Colombia que han realizado un trabajo de investigación y divulgación de experiencias populares urbanas y rurales, como el caso de la documentalista Marta Rodríguez, para mencionar solo una de ellas.
El encuentro periódico con las sucesivas obras de los jóvenes en la Escuela permite concluir el crecimiento en la expresión estética que parte de las historias y de la vida que se teje en las veredas campesinas: la palabra de niños, niñas, la experiencia de los abuelos y las abuelas, la mirada de las mujeres. Y desde allí, en una perspectiva realista y colorida nos entregan su palabra, sus reflexiones, sus puntos de vista respecto a la resistencia al conflicto armado y a las políticas de destrucción de la economía campesina.
La Escuela de Creación Documental ha sido para mí una buena noticia, un mensaje de esperanza sobre las inmensas capacidades que hay en nuestro pueblo para las necesarias transformaciones que se requieren para avanzar hacia la paz basada en la justicia.
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