UNA PUÑALADA EN EL CORAZÓN
Por: Vian Dante
Vian Dante es eso. Un caminante de la ciudad y la montaña que en el hecho mismo de caminar encuentra la forma de hacerle frente al letargo indiferente, cómodo, en el que se encuentra gran parte de la gente de su país. Camina para luego darse cuenta, atisbar, dónde existe.
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No entendía bien el significado de esta expresión: “fue como una puñalada en el corazón”. Nunca la había utilizado y me preguntaba: ¿cómo relacionar una sensación determinada, por dolorosa que fuera, con una herida tal que quien la tenga ya no estará más para contarlo?
Esta herida producida por un golpe fulminante, fatal, la presencié hace unos instantes cuando desde mi cómoda silla, y al frente de la pantalla del computador, vi, y lo más significativo, escuché a una madre campesina que contaba cómo, cuándo y dónde perdía a su hijo, sin saber aún por qué.
Tantos son los casos de asesinatos, masacres, desapariciones y desplazamientos forzados en Colombia que la violencia se ha naturalizado. Y, con ella, la impunidad y sus eternos quién y por qué sin respuestas.
La mujer del documental, allá en el pueblo de San Francisco, ubicado en el oriente antioqueño, recorre aquellos caminos amarillos de tierra, encumbrados en montañas minadas de fantasmas y de “quiebrapatas”, para hilar sus pasos con sus recuerdos. Para caminar al lado de la memoria en búsqueda, como de la cosecha más esperada, de la verdad.
Al ver “Una puñalada en el corazón”, de Producciones El Retorno, surgen sentires ambivalentes. Por un lado, impotencia, ¿cómo no?, ante las realidades que imponen los hombres armados y embotados (y sus titiriteros de traje engalanado) en el campo, en el pueblo y en la ciudad.
Por otro lado, el coraje enseñado por seres, aquí encarnado en mujeres y madres colombianas, que pese al dolor inefable del puñal en el pecho, el mismo que emanaba ayer leche hoy sangre, hoy llanto, no replican el odio en sus palabras, la venganza en sus actos.
Por la verdad, por la vida, por la justicia (ultrajadas en estas tierras), caminan, preguntan, indagan, invitan, lloran, se limpian, se fortalecen, resisten. No se sabe cómo lo hacen pero lo hacen. Pese al miedo, a la tristeza, miran de frente al asesino que impávido y arrogante luce sus estrellas en un país donde todo ocurre pero nada pasa, donde todo pasa pero nada ocurre.
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POR LOS CAMINOS DEL RETORNO
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