El retorno

SUEÑOS Y VOCES DE LA CANDELARIA

SUEÑOS Y VOCES DE LA CANDELARIA

Por: Roberto Rodríguez Padilla

Roberto Rodríguez Padilla es misionero Claretiano, en desarrollo de su trabajo acompañó la creación del Centro Comunitario Claret en La Candelaria, uno de los barrios más marginados y excluidos del suroriente de la ciudad de Cartagena, generando espacios de encuentro y formación artística para niños, niñas, jóvenes y mujeres de la comunidad.
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Empezaré por decir que este breve escrito referencia el proceso de realización de un documental para mostrar la realidad de los habitantes del barrio La Candelaria, ubicado en la ciudad de Cartagena de Indias, donde se escuchan las voces que dan cuenta de lo que acontece en este lugar y lo que piensa la gente que lo habita.

En el año 2009, de la mano del Área de Comunicaciones de la Asociación Campesina de Antioquia – Producciones El Retorno, construimos el documental Sueños y Voces de La Candelaria, en el cual se pone de manifiesto la realidad que vivía el barrio en ese momento y el trabajo que realizamos los Misioneros Claretianos de la Parroquia María Auxiliadora en la ciudad de Cartagena. La experiencia en la realización de este documental fue muy positiva, así como el acercamiento y la manera de documentar las historias del barrio y de su gente por pàrte del equipo humano encargado de la producción. La relación con los grupos y con las personas para llevar a cabo este proyecto documental los hizo sentirse parte del trabajo, apoyar esta iniciativa para hacer visible la realidad que experimentan los habitantes de este barrio marginado y segregado de la ciudad de Cartagena, golpeado en muchos momentos por la violencia y el abandono estatal. 

Valoramos muy positivamente el trabajo que realiza Producciones el Retorno porque se interesan en dar a conocer la vida de las comunidades y los proyectos que se adelantan para mejorar las situaciones a las que se enfrentan, también rescatamos su defensa de la vida ante todo atropello contra los derechos humanos, en especial de las personas y colectivos más vulnerables. El aporte que hacen con sus audiovisuales es una manera de posibilitar que la opinión pública conozca la realidad por la que pasan muchos de nuestros pueblos, comunidades y personas que viven en situaciones deplorables, dando a conocer a nivel nacional e internacional su situación, buscando que esta se haga visible, que sea solucionada. Nosotros, como Claretianos y Equipo Misionero Claretiano del barrio La Candelaria, valoramos el trabajo que realizan, consideramos esto como un apostolado y una misión social importante en la cual se pueden apoyar organizaciones, Equipos Misioneros apostólicos, Colectivos de Derechos humanos, etc., que luchen por la defensa de la vida amenazada, que se encuentren en situaciones de pobreza o en otras condiciones que ameriten ser dadas a conocer a la opinión pública y a quien corresponda su solución.

Respecto al documental, puedo dar razón de que es una bella producción en la cual se plasma la situación que vive este barrio en una ciudad que sólo presenta al país y al resto del mundo su cara más bonita, pero que desconoce e invisibiliza esa dura realidad por la que tienen que vivir la mayoría de sus habitantes, especialmente los que habitan la zona suroriental donde se encuentra La Candelaria.

Es importante hacer notar que en el documental se tocan varios aspectos de la situación del barrio, así como el trabajo que realizamos los Misioneros Claretianos en la formación de niños, jóvenes y adultos en el ámbito cultural, en derechos humanos, también en el campo de lo organizativo, realizando prácticas de economía solidaria y producción de hortalizas y plantas medicinales en los patios de las casas. También el trabajo de diálogo y acercamiento con los jóvenes pertenecientes a las pandillas, una labor que fue muy significativa. En la realización del documental hubo gran interés de las personas que participaron del mismo en mostrar la realidad que se vive. Luego, cuando veíamos el documental en los grupos, la gente se sentía satisfecha y emocionada al verse ahí en la pantalla, al escucharse hablando, especialmente las mujeres que hacen parte de este proceso de trabajo organizativo y las que participan de las distintas experiencias que se llevan en el barrio. 

Es un documental en el que, haciendo alusión al nombre que lleva por título “Sueños y voces de La Candelaria”, aparecen voces diversas de la misma comunidad y de las personas que integran el equipo de pastoral, relatando su propia experiencia sobre la realidad que perciben del barrio, es un recuento de lo que se siente y lo que se ha vivido desde la voz de la propia gente, a diferencia de algunos documentales donde personas ajenas son las que cuentan, aquí los protagonistas son los que padecen el olvido, la zozobra de tener que vivir en la inseguridad, la falta de oportunidades. Son mujeres cabeza de familia y sin empleo, niños que no ingresan a la escuela porque no encuentran motivación y optan por enrolarse en algunas de las pandillas que existen en el barrio.

En definitiva, es un documental muy variado en las voces que van apareciendo para presentar lo que la gente de afuera no conoce de Cartagena, la otra Cartagena, la que no se le muestra a los turistas y los extranjeros, que solo conocen y visitan el centro histórico, el sector de Bocagrande y Laguito, pero esta zona suroriental donde se encuentra La Candelaria, que es un lugar olvidado por el Estado y por el Distrito, no se da a conocer. Una realidad de segregación racial y espacial que genera contrastes y distancias que no son fáciles de comprender. 

Podría decirse que este tipo de documentales ayudan en esa necesaria reflexión e interpretación sobre esta dura realidad, contribuyendo a combatir esa imagen estigmatizada que se tiene sobre los habitantes del barrio La Candelaria, lo cual resulta definitivo en la forma como el Estado y el resto de la población Cartagenera, e incluso sus mismos pobladores, intervienen en el barrio. 

Es esto lo que paso a paso vamos mostrando con este documental tan bien logrado, gracias a un equipo de trabajo que se inserta fácilmente en la comunidad, haciéndose muy cercanos, disponiendo sus conocimientos y herramientas para lograr que la gente participe en el proceso, opine y se tengan en cuenta sus opiniones. No podemos dejar de mencionar también a nuestros amigos de Misereor, quienes nos han apoyado fuertemente en esta experiencia de vida en el barrio La Candelaria.

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